domingo, 20 de junio de 2010

9ª EXPOSICIÓN: INFANCIA Y ENFERMEDAD





Interesante el tema que se trata a continuación… infancia y enfermedad. Las compañeras encargadas de llevar este tema, decidieron centrarse en enfermedades de carácter oncológico. Es por esto que, a continuación, una breve descripción de lo que es cáncer y de lo que es infancia:

La infancia es la etapa de la vida comprendida entre el nacimiento y más o menos hasta los primeros años de la educación primaria.
Existen dos etapas en la infancia: La primera infancia (0-6 años) y la segunda infancia (6-12 años)
.

De forma generalizada se puede definir el cáncer como un crecimiento incontrolado de células, que poseen la propiedad de invadir, destruir y reemplazar progresivamente órganos y tejidos vecinos, así como de esparcirse al ser arrastradas por la sangre o corriente linfática y anidar en lugares lejanos al foco de origen. El cáncer tiene diferentes pronóstico y tratamiento.

En España se diagnostican, según los datos del Registro Nacional de Tumores infantiles, 1400 niños y adolescentes de cáncer al año.

El cáncer es una de las enfermedades más abundantes hoy en día y los menores no se ven inmunes a ella. Eso sí, un menor de edad no suele verse afectado por el mismo cáncer que un adulto.

En la infancia los cánceres más frecuentes son:



- Leucemia. Enfermedad de la sangre.


- Linfomas. Cánceres de los ganglios linfáticos que pueden afectar al bazo, timo y otros órganos como las amígdalas.


- Tumores cerebrales: Dependiendo del tejido en el que se desarrollan se denominan de una forma u otra, pero alguno de los síntomas pueden ser, convulsiones, cefaleas matutinas, vómitos, irritabilidad, cambios en los hábitos de comer, dormir y somnolencia.


- Neuroblastoma: aparece en las células nerviosas.


- Tumor de Wilms. Es un cáncer que se origina en los riñones, siendo muy infrecuente en las edades superiores a los 15 años.


- Radbdomiosarcoma: es un tipo de sarcoma de partes blandas que afecta a células musculares y su localización más frecuente es la cabeza, cuello, pelvis y extremidades, en edades comprendidas entre los 2 y 6 años.


- Sarcoma ostogénico. Es la forma de cáncer de huesos más frecuente en la infancia.


- Sarcoma de Ewing. Es una forma de cáncer que afecta a los huesos largos y a los planes se da entre los 10 y 25 años siendo los huesos y los pulmones lugares más habituales de diseminación.

Una enfermedad como el cáncer, no afecta sólo al paciente, sino también a todos los que le rodean: padres, hermanos, amigos, demás familiares… Sin embargo, a nivel físico y psicológico, es el menor el que se ve afectado en un mayor grado, ya que un niño enfermo tiene que enfrentarse a diversas situaciones, por ejemplo:

- La hospitalización, que produce un cambio brusco de su entorno y de las actividades normales.



- Las secuelas de la enfermedad, de las pruebas diagnósticas y de los tratamientos con efectos secundarios, nausean, vómitos, cefaleas, diarreas, llagas, fatiga...



- Trastornos psicológicos. Ansiedad, depresión, ira, temor, culpabilidad…


-Trastornos sociales. Aislamiento social, entorno más pobre en estímulos, sobreprotección, fobias o fracasos escolares.



APORTACIÓN PERSONAL.


En primer lugar, después de la visita de las compañeras al las aulas hospitalarias del Hospital Virgen del Rocío, coincido con ellas en la falta de un educador social entre sus trabajadores.

Los niños enfermos de cáncer, y más aún, si el tratamiento supondrá una estancia larga en el hospital (normalmente ronda los 8 meses), sí que deben ser considerados un colectivo inadaptado, pues se enfrentan a una situación nueva y muy delicada que les hace separarse de su entorno habitual (de ahí las consecuencias psicológicas que una enfermedad de este calibre puede acarrear en el menor).

Valoro muy positivamente la labor que desempeñan estos profesionales, pues considero a este colectivo muy prioritario. En primer lugar, por atravesar una circunstancia que, con suerte y un tratamiento adecuado, será momentánea, lo que facilitará la intervención que se haga con ellos. En segundo lugar, porque por enfermos que estén, no dejan de ser menores, con las mismas necesidades e inquietudes que el resto de niños de su edad.

Creo que con ellos deberían aplicarse intervenciones de normalización y apoyo, procurando siempre que la prioridad sea el trabajo escolar, pues sería muy triste que además de las secuelas que dicha enfermedad puede dejar, el menor viera perjudicado su rendimiento escolar una vez vuelva a su vida normal tras la estancia en el hospital.

Pero pienso que la labor del educador no debe limitarse a ellos, considero muy necesario que los padres del niño, importante factor de protección en estos casos, sean sujetos directos e importantes en la intervención, pues como decía anteriormente, el cáncer no sólo afecta al enfermo, sino a todo aquel que le rodea y le quiere.


La vida es dura, y en ocasiones, podemos encontrarnos en situaciones tan difíciles como ésta, pero con una buena labor del equipo médico y del personal educativo y psicológico del hospital, el proceso puede ser mucho más llevadero, tanto para niños como para familiares.

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