jueves, 28 de enero de 2010

HOY EN CLASE... "Pegué a mi padre, no aguantaba órdenes"


“Estás denunciado”. Estas son las palabras que cambiaron por completo la vida de Rafa, el protagonista del reportaje que analizamos en clase.
Rafa es un menor como otro cualquiera, seguramente tiene las mismas inquietudes y aficiones que cualquier chico de su edad. Pero hay algo que lo diferencia de la mayoría (aunque, desgraciadamente, no en su totalidad) de jóvenes: Rafa maltrata física, verbal y psicológicamente a sus padres.


Esos padres, un día, decidieron poner fin al asunto y denunciaron a su hijo. No quiero ni imaginar lo difícil que debe ser para un progenitor demandar a su propia sangre, como también señalan en el artículo los educadores de Rafa. Pero por duro que resulte, tras muchos meses de aguante y paciencia, hicieron lo que más convenía a la familia, aunque en ese momento, no todos los miembros fueran conscientes de ello.


Tras la denuncia llegó el arresto y como consecuencia la estancia, durante una noche, de Rafa en el calabozo. Me gustaría hacer una reflexión acerca de las declaraciones de Rafa sobre esa noche: “Me metieron en un calabozo con chicos que habían robado y violado, y no creo que pegarte con tu padre sea comparable”. Pues sí que lo es; si se dictara sentencia, probablemente la estancia en prisión de su compañero de celda violador, sería más larga que la suya… pero, ¿no está también Rafa abusando de su poder? ¿Acaso no está usando la agresividad y la violencia como medio para conseguir unos objetivos? Pues ambas cosas están penalizadas por la ley.


Se hace duro para el lector escuchar las declaraciones de Rafa, así como la de sus padres, pero para mí la lectura del artículo me ha transmitido un sentimiento alentador. ¿Por qué? Pues porque Rafa se está reinsertando en sociedad. Tras cinco meses de aislamiento y otros cinco pendientes, Rafa es consciente de que ha actuado bien y tiene que ponerle remedio.
Puede que no lo consiga, porque como él mismo admite “tengo miedo de que vuelva la ira y se repita el incidente”, pero al menos está poniendo de su parte para que esto no ocurra. Al menos pone voluntad para acabar con su actitud violenta y agresiva, que no es poco. Estoy convencida de que lo conseguirá.


Ya que guarda cierta relación con este tema, me gustaría comentar que esta mañana, mientras desayunaba, he podido escuchar una entrevista en un programa de televisión a los padres de Sandra Palo. Sandra Palo fue cruelmente secuestrada, violada y asesinada el 17 de mayo del 2003. Uno de los detenidos por el asesinato fue Rafael Fernández García, más conocido como “el Rafita” que tras cumplir cuatro años de internamiento en un centro de menores salió del mismo bajo libertad vigilada. Sin embargo, durante este tiempo, ha robado un ordenador en Málaga y ha liderado otro robo con violencia en Alcorcón, entre otras lindezas.


Los padres de la joven asesinada pedían que, al ser ya Rafita menor de edad, le metan en prisión, pues según afirmaban, tiene un alto nivel de reincidencia y no logrará reinsertarse nunca en la sociedad.


Quizá Rafita ni siquiera pretenda reinsertarse, pero si no fuese así, le resultaría muy complicado, pues ha sufrido un acoso mediático importante, y su cara se ha publicado varias veces en los medios de comunicación; incluso se le ha perseguido con cámara oculta.


Quizá sea cierto que Rafita no está en el sitio que le pertenece, pero no llego a estar del todo de acuerdo con la petición de endurecer altamente la ley del menor.


Actualmente un 85% por ciento de los jóvenes delincuentes son reinsertados en sociedad. ¿Debería verse perjudicado ese 85% por el otro 25% que no lo consigue? Creo que no sería justo.


Revisar las leyes sí, endurecer las normas que sean necesarias, también. Pero nunca en caliente e influenciados por los medios. Y teniendo siempre en cuenta que, el menor, debe ser la principal prioridad para un país.

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